En la cazuela, con la cebolleta pochada, agregamos arroz, salamos y sofreímos unos 2-3 minutillos. A continuación, volcamos ahí todo el caldo de los mejillones. Dejamos que cueza. Conforme se vaya consumiendo el líquido, agregamos más agua y media copita de albariño, para que el arroz no quede nunca seco. Al final debemos echar como 1,8 veces la cantidad de arroz en caldo (suma de agua más caldo de cocción de los mejillones). Si lo queremos más caldoso, como el doble (doble de agua que de arroz, se entiende, no el doble de lo que ya hemos puesto).
En un mortero, majamos perejil y ajos. Lo suyo es hacerlo con mucho perejil, para que quede una salsa verde al final. En esta ocasión, cortamos todo lo que había en la maceta, pero la verdad es que era muy poco. Ese majado, cuando esté hecho una pasta, lo volcamos en el arroz y removemos bien, homogeneizando colores.
Finalmente, cuando al arroz le queda poco (unos 5 minutos o menos), colocamos los mejillones y dejamos que el arroz se quede a punto. Dejamos descansar 2 o 3 minutos y ya podemos servir.
Tiempo: media hora.
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