En la época del calabacín saliendo de las huertas, Aniceto me envía buenas remesas del que le sale en su parcelilla de santa marta. Y yo bien que lo agradezco.
Cogemos medio calabacino (si es grande), lo picamos en rodajas como de un dedo de anchura y luego, en cubiletes.
En una sartén ponemos un chorro de aceite generoso y dejamos hacerse los calabacines a fuego medio. Será entre una cocción y un salteado, porque “espolvorearemos agua” sobre ellos. Necesitará una media hora larga. Mucho antes de que esté listo, como cuando lleve unos 10 minutos o cosa así, picamos muy finitas 2 o 3 lonchas de bacon y lo añadimos. Sólo tendremos que ir moviendo eso cada 5 o 6 minutos y verificando que no se quede demasiado seco de agua.
Cuando el calabacín está ya hecho (tarda mucho más que el bacon, que no tiene problemas porque se pase, es más, al que le guste churruscadito, que lo ponga antes incluso que el calabacín o que se lo agregue tostado al final), sacamos todo eso de la sartén y lo volcamos en un cuenco grande. Ponemos queso (yo le eché unos cubos de queso tierno, pero valen muchos, desde el de cabra hasta el de lonchas normales, pasando por un tierno gallego, arzúa, parmesano, manchego semicurado o incluso una mezcla de varios, contando con un poco de cabrales entre ellos) y revolvemos todo. Dejamos que se enfríe durante unos minutos. Es que si lo hacemos en caliente, al romperle los huevos encima para hacer la tortilla, el calor residual de los alimentos recién sacados del fuego puede hacer que los huevos se cuajen y la tortilla no quedará entonces bien.
Esperamos, añadimos 2 o 3 huevos, revolvemos todo y ya podemos cuajar la tortilla en una sartén en la que haremos sólo tortillas (para que no se nos pegue, la usamos sólo para eso y la limpiamos siempre sólo con un papel absorbente, nada más, ni agua ni jabón ni estropajos; y, por supuesto, nunca tocaremos la sartén de tortillas con nada metálico por dentro). La hacemos por un lado, echándola con el fuego fuerte. En uno o dos minutos aflojamos, dejamos que se vaya haciendo y, antes de darle la vuelta, bastará con que, a base de giros de muñeca, la despeguemos por completo del fondo y no se nos quede media tortilla en la sartén y la otra media en el plato.
Servimos y ya está, no tiene más.
Tiempo: 45 minutos o más, depende de lo tierno del calabacín, pero no hay que dejar que llegue a hacerse masa al saltearlo. Basta con que esté hecho.
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