no sé lo que llevan, son unas galletitas con forma de letras (la "i", la "k", la "e" y la "a"). son simples y no están nada mal, ni de sabor ni de precio.
pero nos dejamos una caja abierta y claro, con la humedad del invierno, se nos pasaron.
así que, antes de tirarlas, decidimos rescatarlas. las separamos, las colocamos en una bandejita y las metimos en un horno-tostador pequeño. empezaron a secarse, a volverse crujientes y a soltar un olor muy curioso, como una mezcla de pan recién hecho, bollería, azúcar quemada y algo de especias. muy curioso.
y la verdad es que las galletas mejoraron. ojo, no vale tostar todo el paquete e ir comiéndolas, hay que tostarlas minutos antes de comerlas. y no sé cómo quedarían si tostásemos las galletas sin haberse puesto momias (como dice mi suegra).
más que una receta es una curiosidad para aprovechar algo en vez de tirarlo.
tiempo: 5 minutos.
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